Seguimos la cola de la tormenta cogiendo picos de 44 nudos de viento y una
velocidad del barco de hasta 24 nudos. Volamos. Disfruto llevando
el timón, siento la fuerza del mar y el Sterna luchando por mantener el rumbo,
es una sensación magnífica, no la olvidaré jamás.
Hoy ha sido el cumpleaños de Carles Moreu y junto con Maria le hemos preparado un pastel sorpresa.
Los nueve que hemos coincidido en esta parte del viaje (Albert como capitán, Pere y Ricard como tripulantes, y los compañeros Belén, Maria, Carles, Bep, Rick y yo) , estamos conviviendo como una pequeña familia, ayudándonos, compartiendo, y sobre todo disfrutando de una vivencia única. Están siendo unos compañeros de viaje magníficos.
Entre el frío que hace, el agua que entra dentro del barco, y el agua que entramos nosotros al entrar y salir de las guardias, todo junto hace que el barco esté empapado por dentro. Esto hace más incómodo vivir a bordo. Nos caen las gotas de agua de la condensación en la cama, en la mesa de cartas, en el sofá, en todos lados. Es de máxima importancia no dejar nada de ropa fuera de las bolsas de plástico o del saco de dormir, puesto de lo contrario queda ya empapada para el resto del viaje.
Menos mal que he puesto una funda de gore tex encima de mi saco y está evitando que se me moje el saco de dormir.
Al acabar mi guardia quedan sólo 125 millas para Azores, increíble lo rápido que estamos navegando estos días. ¡No quiero que se acabe!
Hoy ha sido el cumpleaños de Carles Moreu y junto con Maria le hemos preparado un pastel sorpresa.
Los nueve que hemos coincidido en esta parte del viaje (Albert como capitán, Pere y Ricard como tripulantes, y los compañeros Belén, Maria, Carles, Bep, Rick y yo) , estamos conviviendo como una pequeña familia, ayudándonos, compartiendo, y sobre todo disfrutando de una vivencia única. Están siendo unos compañeros de viaje magníficos.
Estar tantos días en un barco te enseña a aprovechar al máximo los recursos de los que dispones. Hicimos un pastel con galletas, leche en polvo, nocilla y melocotón en almíbar, ¡y quedó riquísimo!
Entre el frío que hace, el agua que entra dentro del barco, y el agua que entramos nosotros al entrar y salir de las guardias, todo junto hace que el barco esté empapado por dentro. Esto hace más incómodo vivir a bordo. Nos caen las gotas de agua de la condensación en la cama, en la mesa de cartas, en el sofá, en todos lados. Es de máxima importancia no dejar nada de ropa fuera de las bolsas de plástico o del saco de dormir, puesto de lo contrario queda ya empapada para el resto del viaje.
Menos mal que he puesto una funda de gore tex encima de mi saco y está evitando que se me moje el saco de dormir.
Albert desayunando en cubierta
Ricard, Albert y Pere, garantía de seguridad en todo momento
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