viernes, 16 de septiembre de 2011

EAR. Dia 8 – De Marina Smir al Camping de Doñana



Salimos a las 430 hora Marroquí dirección el estrecho de Gibraltar. Apenas ha salido el sol y ya estamos navegando.

Vista atrás hacia Marruecos

Pasamos la costa de Ceuta y cruzamos el estrecho en grupo del mismo modo que lo hicimos a la venida, vemos un montón de delfines de nuevo durante una navegación que ya se nota va a ser algo más dura de lo normal con olas de más de dos metros.
Justo en medio del estrecho, cuando estábamos en la derrota de un petrolero, se le para la moto a uno de los pilotos, así que tenemos que ir a toda prisa con mi embarcación, cubrirle y empezar a hacer señas a ver si el petrolero nos ve. Cada vez está más cerca, hasta el punto que ya estamos a punto de decirle al piloto de montar en nuestra barca y dar por perdida la moto…pero de repente vemos que enciende la hélice de proa y vira a estribor. Nos pasa a menos de 50 metros…nunca olvidaré el nombre del barco . Maurea. Me recuerda muchísimo a un libro que leí no hace mucho, el Cazador de barcos.
Una vez pasado el susto le atamos el cabo de remolque, que quiebra por dos veces, hasta que usamos el de nuestra ancla, y lo conseguimos remolcar hasta Tarifa donde lo dejamos hasta que venga su asistencia a recogerlo.





Seguimos rumbo a Barbate donde están todas las otras motos esperándonos. Repostamos y seguimos hacia la Bahía de Cádiz. Esta etapa es dura porque el mar sigue muy duro, pero por suerte no surge ningún incidente.
Volvemos a repostar en lo que va a ser el día más largo de toda la travesía, y salimos rumbo al Camping de Doñana. Uno de los pilotos parece que tiene el GPS estropeado, y toma rumbo oeste (se va hacia Nueva York), así que tenemos que ir detrás de él durante más de 8 millas hacia dentro del Atlántico hasta que conseguimos darle alcance y le hacemos indicaciones que vayamos hacia tierra.
Durante esta etapa hay bastantes rescates dado que al ser una etapa de casi 150 millas ( 270km), se nota el agotamiento de los pilotos y el desgaste de las máquinas.

Carlos y Phillipe, el equipo portugués

Llegamos casi anocheciendo al camping de Doñana, un lugar precioso, pero sinceramente, hoy hubiera preferido una camita bien cómoda para dormir.

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