Hoy ha
sido nuestro primer día tras un intento frustrado la semana pasada, que hubo
que cancelar la clase por mala mar.
La idea
es empezar con las embarcaciones Raquero, donde vamos 4 tripulantes más el
profesor, y según el nivel que nos vean, ya la semana siguiente pasar al nivel
superior. No es muy habitual que los navegantes de crucero como nosotros
decidan hacer cursos de vela ligera, así que es un poco la incógnita de cómo
irá.
Entre
los asistentes somos todos capitanes, patrones de yate o patrones de
embarcaciones de recreo, exceptuando uno de nosotros que es la primera vez que
navega. Empezamos las clases y nos dan algo de teoría que saltamos rápido ya
que todos la conocemos, así que nos dirigimos a los barcos.
Nos
distribuimos de cuatro en cuatro y nos remolcan hasta la entrada del puerto
(bocana)… a pesar de estar ya a mediados de noviembre, hace un día estupendo,
mucho sol, buena mar, pero desafortunadamente…nada de viento.
No se
si deberíamos pasar ya al siguiente nivel, o ha sido debido a la falta del
viento, pero si tuviera que definir la jornada de hoy sería…aburrida
deportivamente hablando. En el barco nos hemos echado unas risas, pero lo que
se dice aprender, o ver nuestro nivel…nada de nada.
Los
barcos son muy parecidos en forma a los que navegamos habitualmente, tienen dos
velas, la mayor y el foque. Se diferencian además de por el tamaño, en que aquí
todo se hace manual (cambio de banda, cazar, amollar…) mientras que en los barcos
de crucero tenemos la ayuda de los winches.
También
son mucho menos estables, y cualquier maniobra que hacemos se nota con
muchísima más antelación que en los cruceros, así que el día que haya viento
pinta será mucho más divertido.
Del
estado de los barcos, mejor no daré muchos datos, simplemente una fotito en la
que se ve cuál fue una de mis tareas durante el curso…achicar el agua que iba
entrando.
El
lunes llamaré al responsable a ver qué decidimos para la semana que viene.