A las
930 de la mañana llega el temporal pero con mucha más fuerza de la anunciada.
Llegamos a tener rachas de fuerza 7, con lo que decidimos poner motor.
Navegamos bajo de la lluvia, los rayos y truenos.
El
Fandango se porta de maravilla en estas condiciones extremas, así que a pesar
de todo la tripulación está tranquila.
Mercè, se portó como una auténtica campeona
Debido
a que salimos con el lazy bag mal colocado, se nos crea un pequeño spi natural
en la mayor con una bolsa de agua de lluvia, cosa que nos preocupa bastante
porque no sabemos si la vela aguantará en estas condiciones. En cuanto lo vemos
un poco claro, Francesc y Jordi van a cubierta y con el bichero consiguen
desembolsar el agua. Una maniobra complicada pero decisiva para la tranquilidad
de la navegación a partir de ese momento.
También
se nos descose una buena parte del toldo bimini que nos protegía de la lluvia,
así que para evitar males mayores decidimos recogerlo, y quedar expuestos a la
tormenta.
A
partir de las 10 de la mañana empieza a sonar la alarma de sonda en el barco,
que ya no nos abandonará hasta nuestra llegada a Soller. Realmente se hace
insoportable el BEEP BEEP cada 30 segundos. Intentamos por todos los medios
cancelar la alarma pero nos es imposible.
Nos
coge el temporal por segunda vez, cae granizo y la visibilidad es muy mala.
Tenemos contacto con el Pipo por VHF, y a ellos les han cogido rachas de viento
de fuerza 8, así que no nos vamos a quejar de nuestras condiciones…dudamos si
cambiar nuestro destino e ir a la Bahía de Palma, pero al final decidimos
seguir según lo planeado inicialmente.
A la
entrada a mi guardia preparo una tacita de caldo para mis compañeros de
guardia, Belén y Jordi. Me pareció curioso porque a los dos les resultó muy
mala…bueno…dejó de ser curioso cuando descubrí que les había dado las
hierbecitas que se había traído Oriol para su rinitis…oops…¡sorry my friends!
A
medida que nos acercamos a la bocana de Soller van mejorando las condiciones, y
justo antes de llegar, sobre las 5 de la tarde, un delfín vine a saludarnos. Ya
vemos las luces de entrada, contactamos con el Pipo, ellos ya están atracados y
haciéndose la comida.
Atracamos
en Soller, ¡qué preciosidad de puerto! …y descorchamos unas botellas de cava
las dos tripulaciones juntas. Después nos vamos de cenita y mi tripu me regala
un gps portátil, la verdad, un regalo francamente útil, me encantó.
Copita
y a dormir, que la noche de navegación siempre es dura y estamos cansaditos.
Francesc
y Mercè dejan el barco según lo previsto para hacer la vuelta en avión.